Incluso antes de que fueran conocidos como los chicos de Google, sus compañeros universitarios en Stanford los apodaban "LarryandSergey". Después de alcanzar la fama mundial mediante la creación de sofisticados algoritmos que alimentaban su gigante motor de búsqueda, siguieron trabajando al unísono en una oficina compartida en la sede de la compañía, Googleplex. Desde cualquier perspectiva, la suya es una de las asociaciones más exitosas en la historia empresarial.
Hace dos años, Page, de 39 años, se puso bajo los reflectores para convertirse en CEO, mientras Brin, también de 39 años, asumió un perfil más bajo. Su sociedad, en lugar de disolverse, se ha transformado, pero a todas luces sigue dando frutos.
Brin actualmente dirige proyectos especiales, incluyendo Google X, una pequeña élite de investigadores que buscan la innovación por vías poco habituales, los denominados proyectos ‘skunkworks'.
Además de un auto sin conductor, el grupo de Brin ha desarrollado los lentes de realidad aumentada Glass, previstos para estar a disposición de los desarrolladores este año. Brin, que a menudo deambula por Googleplex en pantalones cortos y zapatos Five Finger, usa los lentes todo el tiempo.
Le encanta trabajar en cosas completamente nuevas, dice, y el ritmo más moderado de Google X le favorece, es célebre su aversión a la agenda y al calendario. "Mi gran pesar," dice Brin, "es que yo no hice este cambio hace años."
Page mantiene cerca a Brin. "Él conoce la empresa a la perfección", dice Page. Los lunes, Brin asiste a las reuniones de Page con los altos mandos de Google. El otoño pasado, cuando un problema con las cuerdas vocales le impedía hablar a Page, Brin dirigía las reuniones. "Él pasa mucho tiempo con mi equipo," añade Page.
En Google X, Brin se ha enfocado en algunas de las prioridades de Page. Dicha concentración puede haber dado sus frutos: en la Semana de la Moda en Nueva York el año pasado, varios modelos mostraron la nueva colección de Diane von Furstenberg usando como complemento las gafas Google Glass.
Los tiempos cambian, pero Page y Brin todavía son los chicos de Google, en la búsqueda de un mañana más interconectado. "Google X realmente encarna el espíritu de Google, que consiste en tomar la tecnología y convertirla en algo que transforme el mundo", dice Brin.
Ocupado con los detalles de regentar una gigantesca corporación, su amigo, y ahora jefe, dice que quiere que Google ensanche su ambición. En otras palabras: Page y Brin desean seguir con esa mentalidad ambiciosa, de tirarle a la luna, de moon-shots.
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